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No podemos permitir que la violencia doméstica sea un daño colateral de la COVID-19

20.04.20 News
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Durante los últimos 12 meses, más de una de cada cinco mujeres en todo el mundo, ha sido víctima de actos de violencia cometidos por su pareja. El desencadenamiento de la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias sanitarias, económicas y sociales agravan estas estadísticas. Varios países han informado un significativo aumento ocurrido en unas pocas semanas, de los casos de violencia doméstica, desde Francia hasta Túnez, pasando por Argentina y Singapur.

La respuesta para combatir este fenómeno es tan urgente como las políticas adoptadas para hacer frente a la pandemia. Los Estados deben implementar o reforzar, por todos los medios posibles, un amplio sistema de alerta y protección, enviando además un enérgico mensaje de tolerancia cero y de lucha contra la impunidad de estos crímenes. Varios países (documento en inglés) ya han adoptado iniciativas de este tipo.

Actualmente, los sindicatos están abocados a salvaguardar el empleo y garantizar la salud de aquellos/as de sus miembros que aún pueden trabajar. La salud y la seguridad también implican combatir la violencia y el acoso, incluido el acoso sexual y la violencia doméstica, como se subraya en el Convenio 190 (C190) y la Recomendación 206 (R206) de la OIT, instrumentos que son más pertinentes que nunca. Desde hace mucho, las afiliadas de la UITA incorporaron la lucha contra la violencia doméstica en sus políticas de salud, seguridad e igualdad en el lugar de trabajo. En un punto culminante del último Congreso de la UITA, los delegados se pusieron de pie y prometieron nunca cometer actos de violencia contra las mujeres, ni disculpar o guardar silencio ante estos aberrantes actos.

Los sindicatos tienen un papel vital que desempeñar, por un lado, instando a sus gobiernos a actuar contra la violencia doméstica y proseguir con la campaña de ratificación del C190. Por otro lado, muchas trabajadoras que han sido enviadas a casa todavía están en contacto con sus representantes sindicales o colegas. Los sindicatos ya pueden, entre otras cosas, poner a disposición de sus miembros información de utilidad sobre refugios para mujeres y niños/as, números de contacto de apoyo psicológico, información sobre puntos de distribución de ayuda alimentaria, actualización sobre los mecanismos judiciales vigentes, pero también información sobre cómo apoyar a las mujeres víctimas de violencia doméstica.

Por último, según se estipula en el C190 y la R206, es acuciante introducir en la negociación colectiva modos de abordar los efectos de la violencia doméstica en el mundo laboral. En este sentido, compañeros y compañeras, colegas, empleadores, todos tienen un papel que desempeñar.