Las palabras proyectadas en una pared durante las protestas masivas del año pasado en Chile resuenan ahora en todo el mundo: "No volveremos a la normalidad, porque la normalidad era el problema". La gigantesca crisis económica que acompaña a la propagación de la COVID-19 muestra esa normalidad con toda crudeza.
Desde 1890, las trabajadoras y los trabajadores de todo el mundo han conmemorado el Primero de Mayo en piquetes, manifestaciones, cárceles, campos de concentración y en medio de insurrecciones; este año, por primera vez en 130 años, no estaremos en la calle. Pero el Primero de Mayo sigue siendo nuestro día, el día en que los trabajadores y las trabajadoras afirman su solidaridad global y su compromiso de luchar por un mundo nuevo.