Home

Debemos impedir que tenga éxito el nuevo modelo de golpe de estado latinoamericano

06.07.12 Editorial
Versión para impresora

A menos de una semana del tercer aniversario del golpe de estado que derrocó al presidente electo de Honduras, el presidente paraguayo Fernando Lugo fue depuesto en su cargo, en un golpe “parlamentario” similar.  “El laboratorio de todo esto fue Honduras”, le dijo Lugo al Secretario Regional Latinoamericano de la UITA, Gerardo Iglesias, quien viajó a Asunción en muestra de solidaridad internacional con la resistencia democrática. “Ahora las técnicas están siendo perfeccionadas en Paraguay”.

En un principio, el golpe de estado hondureño del 2009 fue denunciado por las organizaciones regionales y por los Estados Unidos de igual manera. No obstante, el golpe fue seguido rápidamente por una parodia electoral de un gobierno “de facto”; la ola inicial de sanciones y denuncias pronto dio paso a retractaciones, aquiescencia y reconocimiento.

Con la democracia hecha jirones, Honduras entró en una espiral de pesadilla a causa de las represiones y la creciente pobreza. Sindicalistas, activistas campesinos y periodistas han sido asesinados con impunidad. A pesar de ello, las fuerzas democráticas continúan resistiendo.

Paraguay, como Honduras, es un país extremadamente pobre que se caracteriza por desigualdades muy marcadas. La tierra continúa siendo la clave para la riqueza y el poder; un enfrentamiento entre campesinos sin tierra y fuerzas de seguridad, en circunstancias que aún siguen sin aclararse, sirvió de pretexto para el golpe. Los magnates rurales que prosperaron bajo la prolongada dictadura de Stroessner se aferran  ferozmente a sus prerrogativas.

El reciente modelo de golpe de estado latinoamericano, en el cual la bota militar aparece sólo después que los líderes democráticos han sido depuestos rápido y en silencio, no debe ser reemplazado por un gobierno “de facto” y una legitimación paulatina. Debe mantenerse toda la presión posible hasta que Lugo sea restituido en su cargo y renovar además la presión sobre el gobierno de Honduras.