Home

La austeridad recompensa la evasión fiscal de las grandes empresas

20.11.12 Editorial
Versión para impresora

En tanto que la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI se disputan acerca de exactamente cuántos más trabajadores/as griegos deben perder sus empleos y cuánto más del gasto público debe ser reducido drásticamente a fin de apaciguar a los inversores, algunas de las más grandes compañías de Grecia están huyendo del país hacia paraísos fiscales en el exterior. Coca-Cola Hellenic Bottling Company (CCH), la mayor empresa del país cotizada en la bolsa y la segunda embotelladora del sistema Coca-Cola, anunció el 11 de octubre que se marcharía de Grecia hacia Suiza con sus favorables impuestos y para registrarse en la Bolsa de Valores de Londres.

El Presidente Ejecutivo Dimitris Lois declaró al periódico Financial Times que “En principio, el gobierno griego no perderá ingresos”. De hecho, eso no es verdad –las tasas básicas de impuestos a las grandes empresas son menores en Suiza que en Grecia y las transnacionales tienen a su disposición otras múltiples reducciones, incluso la posibilidad de exención de las utilidades no suizas. Es tonto afirmar que esto no tendrá impacto alguno sobre el aporte de la compañía al ingreso público de Grecia.

CCH, según su informe anual 2011 para los inversionistas, registró € 6.850 millones de ingresos y pagó € 102,7 millones de impuestos. Está dado por hecho que CCH, que opera en 28 países a través de Europa y de África, ya dedica considerable ingeniosidad a rebajar sus cuentas impositivas mundiales mediante la fijación del precio de las transferencias y una cuidadosa canalización de las facturas. Las cargas tributarias como un porcentaje de sus ganancias han venido declinando durante los años de la crisis, pero esto no le ha impedido dejar de quejarse. De tal modo, las acciones de CCH están siendo negociadas por acciones en una sociedad suiza de inversiones recientemente creada y un cambio de domicilio.

Un día antes del anuncio de CCH, una de las más grandes compañías lácteas de Grecia, FAGE, anunció que se iba de Grecia para Luxemburgo, donde había instalado una sociedad propia de inversiones. "Esta reestructura corporativa se basa en nuestro patrimonio griego, en tanto que nos permite competir más eficientemente en los mercados internacionales”, manifestó el Presidente Ejecutivo. Aquí no se pone en cuestión ‘compartir el peso’ de las tribulaciones del país. A los efectos impositivos, el famoso yogurt griego actualmente se elabora en Luxemburgo.

¿Acaso conocemos el impacto del desplazamiento sobre los impuestos griegos de la compañía? No lo sabemos, pero deberíamos, y ese es el punto.

Trabajadores y trabajadoras en huelga en los preescolares y jardines de infantes públicos manifiestan en Atenas.

Poco después que estas grandes compañías de alimentos abandonaron Grecia por paraísos fiscales aún más radiantes, el periodista Kostas Vaxevanis fue preso y amenazado de juicio criminal por publicar los nombres de unos 2.000 griegos acaudalados con cuentas bancarias no declaradas en el exterior. Esa lista, conocida ahora como “la lista Lagarde”, debido a que hace dos años fue entregada al gobierno griego por la entonces ministro de finanzas de Francia, Christine Lagarde (quien actualmente preside el FMI), es solamente una lista de clientes griegos de un banco, HSBC. Representa sólo una pequeña pieza del más amplio universo de la evasión fiscal. Hasta donde se sabe, el gobierno de Grecia aún debe proceder sobre ésta y otras listas que detallan la extracción sistemática de una enorme porción de la riqueza nacional a partir de la base imponible del país.

Así que mientras la policía ataca a los trabajadores/as griegos que protestan contra las salvajes agresiones sobre el nivel de vida, la eliminación de la negociación colectiva y profusos recortes en los servicios públicos, a la vez que un periodista es encarcelado por exponer la confabulación gubernamental en el caso de la evasión tributaria, compañías altamente lucrativas son recompensadas con un espacio de maniobra en el índice FTSE 100 de Londres y mejores precios para las acciones por su contribución a la disminución de los ingresos públicos. Esto es evasión fiscal corporativa, no individual, así como un saqueo a gran escala.

Las organizaciones sindicales y los grupos de la sociedad civil que rebaten la austeridad deberían estar destacando la inmensa hipocresía e injusticia de un régimen de austeridad que recompensa el enorme delito económico corporativo. Para empezar, necesitamos una lista Lagarde propia. La suma de las pérdidas actuales y futuras a las finanzas públicas que surgen cuando una compañía griega (o española, o portuguesa) cambia de domicilio para rebajar su factura tributaria debe ser automáticamente deducida de esa porción de deuda soberana que es administrada por la troica. Una lista actualizada de continuo puede ser entonces presentada a Christine Lagarde.