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Investigación realizada por el Financial Times sobre Cadbury revela intrincada madeja de evasión fiscal – ahora es tiempo de examinar más en detalle a Mondelez y subsidiar la deuda

26.06.13 Editorial
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El Financial Times del RU del 21 de junio informó sobre los resultados de una extensa investigación llevada a cabo respecto a la utilización de complejos esquemas de evasión fiscal por parte de Cadbury anterior a su absorción en 2010 por la Kraft Foods Inc. de entonces, ahora la “potencia mundial de los bocadillos”, Mondelez. La investigación dejó al descubierto una diversidad de esquemas, más allá de la consabida utilización de paraísos fiscales. Se tramaron operaciones con nombres clave como “Martini” en las que empresas fantasmas comerciaban instrumentos financieros  improvisados, bajo el disfraz de préstamos, con el fin de generar intereses ficticios. El resultado de esta maquinación logró que Cadbury tuviera que pagar nada más que GBP 6,4 millones en materia de impuestos sobre las operaciones en el RU, con un beneficio de GBP 100 millones sobre el volumen de negocio de más de mil millones de libras.

Poco después de la adquisición de Cadbury, los nuevos propietarios transfirieron las oficinas centrales de Cadbury al entorno fiscal favorable de Suiza, donde la empresa matriz puede registrar la venta de productos como  “regalías” de baja tributación resultantes de la titularidad de propiedad intelectual y no de la venta de productos manufacturados.  El Financial Times sugiere que la temida pérdida de ingresos públicos estuvo sobrevalorada porque la empresa ya había reducido sus pagos tributarios. ¿Alguien ha revisado, de hecho, los registros y verificado los datos?

Admitimos que esto no es tarea sencilla, como lo demuestran las complejidades de los esquemas puestos al descubierto por la investigación del FT. Sin embargo, teniendo en cuenta la reciente reunión del G8 sobre evasión fiscal, sería un ejercicio aleccionador.

Las empresas ficticias o fantasmas en las Caimán y en otros lugares son sólo parte de la historia. La investigación del FT muestra con claridad cómo la expansión de Cadbury, así como su cuota tributaria mínima, fue impulsada por la deuda deducible de impuestos. De la misma manera que Cadbury, Kraft también creció en base a créditos, permitiendo a la compañía recomprar sus acciones, incrementar los dividendos, inflar la compensación a ejecutivos y minimizar las cargas tributarias sin emitir nuevas acciones. Sin embargo, la deuda asumió una dimensión totalmente nueva cuando la mucho mayor y ya muy endeudada Kraft pidió aún más préstamos para absorber a Cadbury. La primera presentación obligatoria de informes llevada a cabo por la nueva compañía (informe complete en Inglès aquí) luego de la separación de Kraft, ahora puramente norteamericana mostraba un balance de deuda a largo plazo por USD 22.090 millones con un capital total de USD 25.290 millones – ¡un coeficiente de deuda a capital del 87,3%!  Los trabajadores/as de Mondelez en todo el mundo están pagando los intereses sobre esta deuda (www.screamdelez.org).

Un régimen tributario que favorece la deuda sobre el capital abre las puertas del paraíso fiscal y consumiendo de inanición a los ingresos fiscales. Gobiernos y cónclaves, como el G8, deben terminar con este absurdo subsidio regulatorio si se toman en serio rescatar las finanzas públicas de manos de los depredadores corporativos.