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Irán: Salarios impagos, personas de trabajo con hambre y munición real

05.12.19 Editorial
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El 15 de noviembre estallaron  protestas masivas en ciudades de Irán en respuesta a un aumento de precios del combustible. El gobierno respondió con fuerza letal y bajó Internet y, en algunos lugares, hasta la telefonía móvil, incomunicando a las personas entre sí y del mundo exterior. Desde entonces, comenzó a filtrarse información en forma limitada.

La evidencia en video analizada por Amnistía Internacional confirma que las fuerzas de seguridad, incluidos francotiradores desde tejados, abrieron fuego contra manifestantes desarmados. Se sabe que fueron asesinados cientos de manifestantes, en su mayoría trabajadoras, trabajadores y personas pobres de zonas urbanas, y muchos miles de personas fueron presas. A las familias les mandan la factura por el precio de las balas que mataron a las víctimas.

En la ciudad de Shush (Susa), sede del gigante complejo azucarero y plantación de azúcar Haft Tapeh, los trabajadores habían estado llevando a cabo protestas regulares desde principios de octubre, antes de que estallara el levantamiento, para exigir el pago de salarios que no cobraban desde septiembre. Poco después de que comenzaran las protestas del 15 de noviembre, Haft Tapeh cerró sus puertas y aún no se han reabierto. Como tantas veces en el pasado, los trabajadores de Haft Tapeh tienen hambre; ahora les niegan crédito las panaderías.

 

Trabajadores de Haft Tapeh exigen sus salarios impagos frente a oficinas públicas en Shush (Susa).

Durante años, los trabajadores de Haft Tapeh se han visto obligados a realizar huelgas y manifestaciones en respuesta a los grandes atrasos salariales y al no pago de aportes obligatorios de la empresa a la seguridad social. En febrero de 2018, luego de meses de huelga y protestas, los trabajadores de Haft Tapeh finalmente cobraron salarios que les debían desde julio de 2017. Ahora comenzó de nuevo el ciclo de hambre y corrupción.

En 2008, los trabajadores de Haft Tapeh establecieron un sindicato independiente en el transcurso de una huelga de 42 días por salarios no pagados. La compañía (ahora de propiedad privada) y el régimen se niegan a reconocer al sindicato, cuyos miembros y dirigentes han pagado por su compromiso con prisión, despido y listas negras.

Si bien el gobierno insiste en que las protestas fueron obra de una conspiración extranjera, los años de lucha de los trabajadores de Haft Tapeh por el pan, la dignidad y sus derechos ilustran las condiciones brutales que llevaron a la gente a las calles de todo el país. El gobierno debe responder por sus crímenes, y ahora, más que nunca, se necesita solidaridad internacional para apoyar a trabajadoras, trabajadores y a las personas que defienden los derechos laborales en Irán.

ACTUALIZACIÓN: Poco después de la publicación de este artículo, Haft Tapeh reabrió sus puertas y los trabajadores comenzaron a regresar al trabajo. Todavía no han cobrado sus salarios; el pueblo de Irán sigue contando personas fallecidas y de duelo por ellas.