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¡Democracia ya!

07.02.11 Editorial
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El levantamiento democrático popular que se inició en Túnez y se extiende actualmente a través de África Septentrional y Medio Oriente ha sembrado el pánico, sorprendido e infundido inspiración. El pánico no se limita a aquellos con cuentas bancarias en monedas convertibles que buscan un refugio seguro para su dinero en efectivo, políticos que pugnan por un cómodo exilio y embajadas y ministerios de relaciones exteriores que indudablemente queman y destruyen las pruebas de su complicidad. Se extiende a todos los que lucraron – en la región y en el extranjero – a raíz de sus múltiples vínculos con un sistema de saqueo nutrido en la violencia y la opresión.

La extraordinaria determinación, disciplina, capacidad para la organización y generoso optimismo de las multitudes populares que manifiestan en favor de la libertad en El Cairo y otras ciudades egipcias ha servido de inspiración a todos aquellos a lo largo del mundo que se identifican con su lucha y confirmado y reforzado su convicción que cualquiera sea el resultado inmediato en Egipto, la gente construye su propia historia y ningún régimen policial puede perdurar para siempre.

La proclamación de una central sindical independiente egipcia a fines de enero constituye un importante avance democrático. Debería sorprender solamente a quienes suscriben la concepción policíaca de la historia (la cual sólo reconoce las conspiraciones), puesto que en los últimos años Egipto experimentó el surgimiento de luchas populares de los trabajadores y trabajadoras textiles y de los sectores público y privado, cuya pugna por pan y por dignidad ante la opresión cotidiana los trabó en conflicto inmediato con el régimen.

En toda la región, los trabajadores y trabajadoras se movilizan. Para llevar adelante ese movimiento, se requieren sindicatos independientes. En Túnez, las comunidades en rebelión se dirigieron a la federación sindical de trabajadores tunecinos (UGTT) para su coordinación y organización, a medida que la iniciativa ganó fuerza. En otros lugares, las organizaciones sindicales asociadas con regímenes despóticos pueden ser reivindicadas como instrumentos para expresar los intereses de los trabajadores – o pueden ser simplemente descartadas.

Hoy en día no sabemos qué organizaciones surgirán en última instancia de la lucha de los trabajadores y trabajadoras, pero sí sabemos que su lucha es la nuestra.