El tan repetido lema de la pandemia de SARS-COV-2 de que nadie está a salvo hasta que todos y todas estemos a salvo no tiene ninguna resonancia en la Organización Mundial del Comercio (OMC), donde los beneficios de las grandes empresas farmacéuticas tienen prioridad sobre la seguridad y la salud de miles de millones de personas. La cifra de muertos por la pandemia supera los 3 millones de personas. Aumentará mucho más a medida que el coronavirus siga mutando mientras los países ricos y sus patrocinadores corporativos impidan el despliegue de la vacuna.
El Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró recientemente que "la confusión, la complacencia y la incoherencia en las medidas de salud pública" estaban prolongando la pandemia y que podrían pasar meses antes de que la situación mundial quedara bajo control, y sólo entonces con medidas concertadas.
El director general de la OMS aportó su autoridad y conocimientos a la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) del 14 de abril para apoyar la propuesta patrocinada por Sudáfrica e India de una exención temporal de los ADPIC en el comercio mundial.
Esta exención permitiría a los países adaptar sus políticas y prácticas nacionales para combatir la COVID-19 de la manera más eficaz posible mediante la suspensión de ciertas exclusiones previstas en el Acuerdo de la OMC sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) con respecto a patentes, derechos de autor, diseños industriales e información no divulgada. De hecho, estas exclusiones obstaculizan la producción de productos y tecnologías de salud para la prevención, tratamiento y control de la pandemia de COVID-19.
El Dr. Tedros informó en la reunión de la OMC de que "se han administrado más de 800 millones de dosis de vacunas en todo el mundo, pero más del 83% han ido a parar a países de ingresos altos o medio-altos, mientras que los países de bajos ingresos sólo han recibido el 0,2%".
Sugirió que "los actuales acuerdos de reparto de la producción, controlados por las empresas, no satisfacen las abrumadoras necesidades socioeconómicas y de salud pública, es decir un acceso eficaz, asequible y equitativo a las vacunas, así como a las terapias y otras tecnologías sanitarias fundamentales".
Dos tercios de los países miembros de la OMC, incluidos muchos países que hasta ahora no han tenido acceso a las vacunas, apoyan la exención. Las empresas farmacéuticas, que han podido desarrollar las vacunas con miles de millones de dólares de fondos públicos, se oponen ferozmente a la exención e insisten en mantener su control monopólico sobre la cantidad y el lugar de producción de los medicamentos COVID, así como de su precio y a quién se venden. Han influido en los países ricos para mantener su control en una propuesta de "tercera vía" presentada a la OMC.
Entre los principales partidarios de la "tercera vía" se encuentran la UE, Canadá, Australia, Suiza, Nueva Zelanda, Reino Unido y Noruega. En la reunión del 14 de abril, el representante de EE.UU. tampoco apoyó la exención de los ADPIC, a pesar del abrumador llamamiento mundial para hacerlo.
El 13 de abril, más de 200 organizaciones de la sociedad civil enviaron un poderoso mensaje a la Directora General de la OMC, la Dra. Ngozi Okonjo-Iweala, en el que cuestionan el enfoque de tercera vía que ella apoya y que hace hincapié en los acuerdos bilaterales controlados por la industria farmacéutica como enfoque principal para abordar las limitaciones de la producción mundial y la escasez de suministros. Ese mismo día, una carta firmada por 175 antiguos y antiguas líderes mundiales y premios Nobel instó al Presidente de Estados Unidos, Biden, a apoyar la exención de la OMC como "un paso vital y necesario para poner fin a esta pandemia".
No hay tiempo que perder. Las instituciones internacionales deben facilitar la distribución equitativa de vacunas COVID-19 asequibles, seguras y eficaces. La exención de los ADPIC en la OMC es un primer paso vital. Los países que impiden la exención deben dar marcha atrás para salvar millones de vidas, acelerar el fin de la pandemia y dar alguna esperanza a la posibilidad de reforma en la OMC hacia un sistema de comercio mundial anclado en los principios de justicia global y reconocimiento de los derechos humanos.