Publicado: 22/03/2023

Un reciente documental de la BBC sobre el acoso y la violencia de género en las plantaciones de té de Kenia identificaba a sus propietarios e ilustraba de qué marcas procedía el té que se vendía en los supermercados y tiendas británicas. Aunque no se comentaba en la película, todas las cajas de té llevaban el omnipresente logotipo de la rana de Rainforest Alliance (RA), lo que significa que las plantaciones debían cumplir la norma de la organización sobre agricultura sostenible. El preámbulo de la norma establece que:

'Rainforest Alliance nunca ha tolerado ni tolerará el trabajo infantil, el trabajo forzoso, la discriminación y la violencia y el acoso en el lugar de trabajo. Hemos aprendido a lo largo de muchos años de experiencia que no basta con prohibir estas violaciones de los derechos humanos en nuestra norma.'

La propia norma incluye requisitos estrictos sobre los derechos de personas trabajadoras, incluidos los que se basan en los convenios fundamentales de la OIT, así como el Convenio 190 sobre la violencia y el acoso en el mundo laboral.

Tras las escandalosas revelaciones del documental sobre la práctica generalizada de directivos masculinos que exigen favores sexuales a las mujeres a cambio de un puesto de trabajo, RA emitió un comunicado de prensa en el que afirmaba estar "profundamente preocupada", que se tomaba el asunto "muy en serio" y que hacía un llamamiento al compromiso de todo el sector "para hacer frente al abuso sexual rampante en el sector mundial del té". Añadieron que "la seguridad y el bienestar de las mujeres y de todos los trabajadores es de suma importancia y, por tanto, forma parte integral de nuestro programa de certificación y de nuestra misión". Por desgracia para ellos, cualquiera que haya trabajado en la producción de té sabe muy bien que esta industria es sinónimo de explotación y miseria. ¿Por qué entonces las auditorías de Rainforest no identificaron el acoso sexual?

La ONG neerlandesa SOMO (Centro de Investigación sobre Empresas Multinacionales) ya investigó en 2007 la práctica del sexo a cambio de trabajo en las plantaciones de té. Una nueva investigación en 2011 y un documental en 2013 pusieron de manifiesto la persistencia del acoso sexual en las plantaciones de té africanas de Unilever hasta su venta en 2021. En 2015, la BBC realizó un reportaje sobre las plantaciones de té de Assam, donde personas trabajadoras vivía en condiciones deplorables y sin saneamiento adecuado, lo que las hacía vulnerables a enfermedades y dolencias. Sus salarios eran tan bajos que muchos sufrían malnutrición, y también había incidencia de exposición a pesticidas peligrosos, además de cierto uso de mano de obra infantil. Lo que tenían en común con las plantaciones keniatas era que todas estaban certificadas por RA, que afirmaba que se gestionaban de acuerdo con "criterios rigurosos" diseñados para proteger personas trabajadoras, a sus familias y a las comunidades locales.

En 2020, la propia RA encargó un estudio a Ergon Associates sobre la producción de té en Kenia. Entre otras cuestiones, como el impacto de la mecanización y los bajos salarios, el estudio destacaba la prevalencia de la violencia de género y la inadecuación de los procedimientos de reclamación existentes; sin embargo, ni siquiera eso fue suficiente para que RA pensara en retirar o suspender su sello de aprobación de la rana, que millones de consumidores del Reino Unido y otros países creen que es un aval de las buenas prácticas laborales.

Lo que se le da bien a RA es ganar dinero. En 2021, sus ingresos anuales ascendieron a 39 millones de dólares, lo que supone un buen rendimiento por hacer muy poco, aparte de poner su marca en una amplia variedad de productos agrícolas, incluido el té. Para personas trabajadoras no hay beneficio alguno. Al contrario, el respaldo de RA puede empeorar las cosas porque una vez que una empresa recibe la certificación, independientemente de lo mala que sea, no tiene ningún incentivo para hacer mejoras. La experiencia nos dice que la única manera de que el té personas trabajadoras mejore sus vidas y sea tratado con respeto es formando y organizando sindicatos independientes que luchen colectivamente por unas mejores condiciones en el lugar de trabajo, incluida la tolerancia cero con todas las formas de intimidación y acoso. En cuanto a Rainforest Alliance, con estas pruebas, ¿no deberían preguntarse los consumidores qué garantiza realmente el logotipo?

 

Lo que se le da bien a Rainforest Alliance es ganar dinero. En 2021, sus ingresos anuales ascendieron a 39 millones de dólares, lo que supone un buen rendimiento por hacer muy poco, aparte de poner su marca en una amplia variedad de productos agrícolas, incluido el té. Para los trabajadores y trabajadoras no hay beneficio alguno.