Publicado: 19/10/2022

Un nuevo informe de la OIT estima que unos 28 millones de personas se encuentran en situación de trabajo forzoso, siendo las mujeres y los niños desproporcionadamente vulnerables a esta práctica, especialmente en el sector agrícola. En contra de la percepción popular, la mayoría de los casos (52%) se encuentran en países de renta media-alta o alta, y no en las zonas más pobres del mundo. El 86% del trabajo forzoso se produce en el sector privado, y quienes migran tienen más del triple de probabilidades de realizarlo que los no migrantes. La OIT hace varias recomendaciones para combatir el trabajo forzoso, como mejorar la legislación laboral y su aplicación con inspecciones adecuadas, acabar con el trabajo forzoso impuesto por el Estado y promulgar medidas más estrictas en las cadenas de suministro de las empresas para combatir la trata.

La Comisión Europea ha propuesto un proyecto de Reglamento para prohibir los productos fabricados con trabajo forzoso, tanto si se producen en la UE como en otros lugares. Si bien la organización regional europea de la UITA, EFFAT, acoge con satisfacción este texto, también impulsará mejoras clave a lo largo del proceso legislativo, entre ellas:

  • Potenciar el papel de los sindicatos en los procesos de diligencia debida e investigación y establecer mecanismos eficaces de reclamación y compensación justa para las víctimas
  • Responsabilizar a las empresas, así como a los Estados miembros, de la aplicación de la ley, insistiendo en que las empresas demuestren primero que los productos se fabrican sin trabajo forzoso, en lugar de que el Estado pruebe primero el uso de trabajo forzoso
  • Garantizar el derecho a la libertad de asociación para que quienes cultivan, capturan o cosechan estén protegidos cuando revelan el uso de trabajo forzado e insisten en la trazabilidad transparente de los productos, aspectos clave para prevenir las violaciones de los derechos humanos

La Secretaria General de la UITA, Sue Longley , declaró: "El trabajo forzoso en las cadenas de suministro agrícola y alimentario no es algo nuevo, y se ha producido un fracaso mundial a la hora de abordar el problema. La iniciativa de la UE es un paso adelante bienvenido, pero debemos tener siempre presente que el derecho a afiliarse y a ser representado por un sindicato es la clave para garantizar el progreso en la erradicación tanto del trabajo forzoso como del trabajo infantil en la agricultura."

El trabajo forzoso en las cadenas de suministro agrícola y alimentario no es nuevo, y ha habido un fracaso global en la lucha contra el problema. La iniciativa de la UE es un paso adelante, pero debemos tener siempre presente que el derecho a afiliarse y a ser representado por un sindicato es la clave para garantizar el progreso en la erradicación tanto del trabajo forzoso como del trabajo infantil en la agricultura.
Sue Longley, Secretaria General de la UITA