Crédito de la foto: UITA Asia-Pacífico
Las calles de pueblos y ciudades de todo Myanmar se vaciaron el 1 de febrero para protestar contra la ilegitimidad y la brutal represión de la junta militar. El pueblo de Myanmar demostró que los militares sólo se aferran al poder gracias a la connivencia de los inversores internacionales y a la débil respuesta de gobiernos y organismos intergubernamentales.
Mientras la comunidad internacional pasaba por alto la importancia de la "huelga silenciosa", la junta militar ha prorrogado el estado de excepción y ha intensificado su brutal represión contra los activistas prodemocráticos y los defensores de los derechos humanos.
Al iniciarse una nueva oleada de detenciones, represión y violencia estatal, la UITA hace un llamamiento a la comunidad internacional para que
- Condenar sin reservas a la Junta Militar, su grave violación de los derechos humanos, las detenciones ilegales y la violencia y represión generalizadas por parte de los militares y sus matones a sueldo.
- Condenar las elecciones fraudulentas convocadas para agosto de 2023, que serán organizadas y dirigidas por la junta militar y ampliamente boicoteadas por los ciudadanos de Myanmar.
- Resistirse a la propaganda de que estas elecciones son un "retorno gradual a la democracia" que justifica la relajación de las sanciones y el restablecimiento de relaciones económicas y comerciales normales.
- Reconocer plenamente al Gobierno de Unidad Nacional como gobierno legítimo del pueblo de Myanmar.
El Secretario Regional de la UITA para Asia y el Pacífico, Dr. Muhammed Hidayat Greenfield, declaró: "Cualquier intento por parte de un gobierno extranjero o de cualquiera de sus organismos de comercio e inversión de presentar las elecciones de agosto como un precursor de "seguir como siempre" es complicidad en crímenes contra la humanidad. En su huelga silenciosa del 1 de febrero de 2023, el pueblo de Myanmar ha hablado. Debemos prestar atención, indignarnos y actuar".
