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Nanotecnología: En Auge Bajo el Radar

06.05.14 Feature
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La UITA se complace en publicar el tercero de una serie de artículos sobre nuevas tecnologías aplicadas en los sectores de la alimentación y de la agricultura y sus consecuencias, elaborado por el Grupo ETC (ex RAFI), una organización de la sociedad civil con la cual la UITA ha colaborado durante muchos años.
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Las compañías que invierten en nanotecnología – la manipulación de materiales  naturales y sintéticos a escala atómica y molecular – han aprendido a raíz del debate sobre la ingeniería genética y han bajado el tono de los anuncios de sus investigaciones y de la introducción comercial de nuevos productos. No obstante, el gobierno de Francia estima que existen más de 3.400 productos fruto de la nanotecnología en el mercado, en tanto que la oficina de patentes de Estados Unidos verifica que las solicitudes pertinentes se duplican cada dos años. En 2004, 54 compañías produjeron colectivamente 65 toneladas de nanotubos de carbón muy costosos, pero hoy una sola compañía puede producir entre 300 y 500 toneladas, de forma mucho más económica, en un año.  Un informe de la UE concluye que cada año unas 300.000 toneladas de nanopartículas son lanzadas a la estratósfera, las capas freáticas y los vertederos.

El efecto importante relativo a la nanotecnología consiste en que las partículas reducidas a escala nanométrica tienen una superficie mayor que puede hacerlas más químicamente reactivas – las características continúan cambiando con el tamaño. Esta es la atracción de la nanotecnología – y su riesgo.  

Una sustancia que podría ser inerte a escala micro o macro puede asumir características peligrosas a escala nanométrica. Las nanopartículas como tales, dado su tamaño, contienen un potencial tóxico intensificado. Cuando se inició el gran impulso de la nanotecnología en el año 2000, había pocos estudios fidedignos de evaluación sobre los riesgos para la salud y el medio ambiente. A lo largo de estos 14 años, el número de estudios permanece siendo lamentablemente bajo, pero la mayoría de ellos alertan sobre los riesgos para los trabajadores y los consumidores. No se conoce aún un método para limitar, controlar o incluso medir la exposición humana a los nanomateriales y sus procesos dentro o fuera del lugar de trabajo. SwissRe, el segundo reasegurador mundial (es decir, emisor de seguros para reasegurar) insiste que los riesgos son demasiado elevados para otorgar un seguro.  

La nanotecnología puede ser – o no – de limitado alcance en los alimentos y la agricultura; en la actualidad, la comercialización se sitúa muy por debajo de las iniciales e infladas estimaciones acerca del crecimiento del mercado potencial. Las mayores compañías, que hace una década alardeaban acerca de las fórmulas potenciales de nanopartículas para todo, desde los refrescos a las barras de chocolate, guardaron silencio, pero eso no significa que estén inactivas. Las compañías están investigando más de 3.000 aplicaciones para nanoplaguicidas y, según fuentes industriales, se estima que un efecto secundario de las reglamentaciones REACH de la UE se verá traducido en la expulsión del mercado de aproximadamente un 15% de los actuales plaguicidas, determinando nanofórmulas de los restantes plaguicidas que se presumen son seguros.  Al menos una agencia europea de ayuda realizó ensayos de microfórmulas (algunos informes se refieren a nanofórmulas) de aditivos nutricionales para programas escolares de alimentación en Marruecos y Costa de Marfil, así como para el arroz en Filipinas. Las perlas cerámicas nanoporosas desarrolladas por una compañía holandesa están siendo motivo de ensayo por parte de USAID para mantener la ayuda alimentaria y el secado de las semillas.

En 2007, la UITA se unió a ETC para pedir una moratoria mundial respecto a la nanotecnología hasta que los riesgos tecnológicos para la salud y el medio ambiente pudieran ser evaluados en profundidad. Ello no sucedió. Sin embargo, las agencias reguladoras desde Bruselas a Beijing están preocupadas y la mayoría de los nanotoxicólogos están convencidos que los riesgos podrían ser de importancia. ¿Qué hace un gobierno cuando ha gastado decenas de miles de millones en investigación de nanotecnología y tiene más de 3.000 productos en el mercado que abarcan desde pantallas solares y cosméticos a aditivos para alimentos y plaguicidas?  Doblegarse.

A diferencia del debate sobre las semillas transgénicas (GM) y Terminator o la biología sintética , la nanotecnología no tiene un hogar intergubernamental obvio. En la Cumbre Río +20, los gobiernos exhortaron a la ONU a establecer Mecanismos de Facilitación Tecnológica, desde la escala mundial al ámbito local, que protegerían a los ciudadanos de las consecuencias no anticipadas de las nuevas tecnologías. Desde Río, la ONU no ha avanzado mucho pero figura aún en la agenda un servicio de monitoreo tecnológico. El G-77 y China – en especial los países africanos y latinoamericanos – están ejerciendo presión por asesoramiento tecnológico como una contribución transversal a las nuevas Metas de Desarrollo Sustentable.

Nada de lo establecido en la ONU ha de satisfacer las necesidades de los trabajadores y de los consumidores, pero un foro de evaluación tecnológica podría convertirse en el punto donde los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil catalicen la concientización mundial y las acciones nacionales o regionales. Las organizaciones sindicales deberán apoyar este pedido.