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La batalla por el TiSA: cuando todo es un servicio, un Acuerdo de Comercio en Servicios nos afecta a todos

06.03.18 Feature
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Desde 2013, un cónclave de gobiernos que se autodenominan 'Los muy buenos amigos de los servicios' ha estado negociando un 'Acuerdo de Comercio en Servicios' (TiSA por su sigla en inglés) que establecería las reglas para el capitalismo del siglo XXI y colocaría estas reglas fuera del alcance de la reglamentación de los gobiernos, ahora y en el futuro. El proyecto está impulsado por un núcleo rico que comprende a Estados Unidos, la UE, Japón, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Suiza y Corea del Sur, y sus compañías más importantes. El objetivo estratégico es transponer los servicios a la OMC para anclarlos dentro del régimen global de comercio e inversión.

Un nuevo informe (TiSA Not our Future!, en inglés)  preparado para la UITA por la profesora Jane Kelsey de la Universidad de Auckland revela el alcance del poder corporativo. a través de un análisis detallado del impacto potencial del TiSA en los trabajadores y trabajadoras de todos los sectores de la UITA y las secuelas más amplias del TiSA para el movimiento obrero, la sociedad y la gobernanza democrática.

El informe explica en lenguaje sencillo el significado y el contexto de las complejas normas del TiSA y cómo están diseñadas para que se ajusten a la agenda empresarial. Los componentes del TiSA y del "comercio de servicios" de otros megaacuerdos comerciales como el renacido Acuerdo Integral y Progresivo de Asociación Transpacífica (CPTPP, ex TPPA) son, por una parte, una continuación de esfuerzos de larga data para completar la agenda inconclusa de las grandes compañías en la OMC mediante el establecimiento de normas mundiales exigibles a servicios públicos y privados, a finanzas e inversiones, a las reglamentaciones nacionales y a la contratación pública. Pero el nuevo modelo de "comercio de servicios" fusiona estos conocidos objetivos con la poderosa fuerza de las tecnologías digitales expresadas en el surgimiento de las grandes empresas tecnológicas (conocidas como Big Tech).

Las normas de «comercio electrónico» del TiSA no son sobre compras en línea. Son sobre el control de los algoritmos y los flujos de datos que resultan imprescindibles para la digitalización impulsada por las empresas de todo, incluido el trabajo. Cuando se establecieron las normas de la OMC, hace más de dos décadas, la agricultura digital de "alta precisión" que recibe datos de computadoras en la nube no existía. Tampoco existían la carne y los productos lácteos cultivados en laboratorios, las comidas impresas en 3D, la "pesca inteligente", Airbnb, las entregas de alimentos de Amazon Prime, UberEats y las tecnologías de vigilancia digital a los trabajadores.

Conforme a las normas actuales de la OMC, los productos de los sectores de la UITA, como el procesamiento de alimentos y la fabricación de bebidas, la agricultura y la pesca, se tratan como bienes o mercaderías en el momento en que cruzan las fronteras. El TiSA introduce otra capa de normas, según las cuales cada tarea actual y futura realizada por los trabajadores de estos sectores puede tratarse como un "servicio" discreto e independiente que se tercerizará a un "proveedor de servicios" transnacional que está liberado y protegido por reglas del TiSA. Estos proveedores de servicios no estarían obligados a tener una presencia física en los países en los que operan, lo que los escuda frente a normativas y responsabilidades.

Las mismas reglas se aplicarían a todos los demás sectores manufactureros y a las industrias extractivas. En los sectores de la UITA ya tratados como servicios -hoteles, restaurantes, catering- el TiSA da un nuevo ímpetu y estímulo al constante proceso de tercerizaciones y eventualización.

El informe identifica las diversas maneras en que el TISA profundizará la concentración de poder corporativo sobre todos los sectores de la UITA y acelerará la fragmentación y precariedad laborales en cada uno de esos sectores, erosionando la capacidad de los trabajadores para organizarse y negociar, sea en un lugar de trabajo o a escala nacional o internacional.

El TiSA aceleraría un proceso de automatización digitalizada lo cual podría desembocar en la destrucción masiva de empleos, mientras que sus reglas reducirían radicalmente la posibilidad de que los trabajadores negociaran la aplicación y el impacto de estas nuevas tecnologías. Al mismo tiempo, las normas del TiSA sobre servicios financieros impiden de hecho los grandes esfuerzos por regular mediante nuevas leyes o reglamentos al sector financiero tan propenso a las crisis. El flujo volátil y especulativo de dinero que impulsa cada vez más la producción de alimentos y la economía global adquiere aún más poder distorsivo

Es fundamental comprender el TiSA y disposiciones similares en la nueva generación de acuerdos de comercio e inversión para poder derrotarlos. Como se señala en el informe, las negociaciones del TiSA están actualmente suspendidas porque la oposición las ha convertido, por el momento, en políticamente tóxicas. A corto plazo, la tarea es asegurarse de que sean definitivamente abandonadas. Derrotar al TiSA es posible y necesario. Pero en un mundo donde todo es ahora un "servicio negociable", resurgirán bajo otra apariencia, al igual que lo hicieron las disposiciones de inversión del derrotado Acuerdo Multilateral de Inversiones que periódicamente vuelven a aparecer en los acuerdos comerciales y de inversión regionales y bilaterales. La tarea más grande que enfrentan el movimiento obrero y sus aliados es deshacer la espesa red de acuerdos comerciales y de inversión para reclamar el espacio político democrático necesario para defender los derechos laborales, medios de vida sostenibles, los servicios públicos, el medio ambiente y los recursos alimentarios del mundo.

PULSE AQUÍ PARA DESCARGAR EL INFORME (disponible solamente en inglés)