Publicado: 21/09/2022

El hambre ha ido en aumento desde 2015. En 2021, hasta 828 millones de personas se vieron afectadas; 103 millones más que durante 2019-20 y 46 millones más que en 2020. La brecha de género en la seguridad alimentaria, que había crecido en 2020, se amplió aún más de 2020 a 2021, impulsada en gran medida por los aumentos en las regiones de América Latina/Caribe y Asia.

Mientras tanto, la riqueza de los multimillonarios y los beneficios de las empresas se han disparado a niveles récord, con la fortuna de estas últimas aumentando en mil millones de dólares cada dos días. En 2021, las empresas agroalimentarias, incluidas las denominadas empresas de comercio de cereales ABCD, registraron beneficios históricos. En un informe condenatorio que se presentará a la Asamblea General de la ONU este mes, Michael Fakhri, Relator Especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación, analiza las razones de la crisis actual y propone medidas correctivas.

  • La pandemia es el resultado de un fracaso de la gobernanza mundial; no es sólo un problema de salud, sino también un reto de derechos humanos, cuyo impacto viene determinado por un liderazgo deficiente, la desigualdad socioeconómica, el racismo sistémico y la discriminación estructural
  • La invasión rusa de Ucrania ha colocado la crisis alimentaria en la agenda internacional, ya que 26 países se abastecen de al menos el 50% del trigo de ambos Estados; sin embargo, el repunte de los precios del trigo y del aceite de cocina no se debe a la escasez en sí, sino a que acaparadores, comerciantes y especuladores se han aprovechado de la situación
  • Desde la "revolución verde" de la década de 1950, los sistemas alimentarios del mundo se han diseñado según criterios industriales; la productividad no se mide en términos de salud humana y medioambiental, sino de producción y crecimiento económico, y se ha fomentado la dependencia de máquinas basadas en combustibles fósiles e insumos químicos, lo que ha desplazado los antiguos procedimientos de agricultura regenerativa e integrada.
  • A pesar de que la producción de alimentos ha aumentado un 300% desde mediados de los años 60, la malnutrición es generalizada; el problema no es la falta de alimentos, sino la desigualdad, la distribución y otros impedimentos sistémicos
  • En última instancia, tendrá que producirse un cambio fundamental para abandonar la agricultura industrializada que arruina el medio ambiente y sustituirla por métodos agroecológicos que son esenciales para hacer realidad el derecho a la alimentación; un elemento central de esa visión es una transición justa para personas trabajadoras y sus sindicatos con acceso garantizado a la tierra y el freno a la agroindustria empresarial que antepone los beneficios de los accionistas al bien público.

Como concluye Michael Fakhri, "la razón por la que el mundo sigue hoy en crisis alimentaria no es sólo por la pandemia. También se debe a que muchos gobiernos e instituciones se han negado a cooperar y coordinar y han decidido, en cambio, permitir el negocio agroalimentario y la especulación financiera."

La razón por la que el mundo sigue hoy en crisis alimentaria no es sólo por la pandemia. También se debe a que muchos gobiernos e instituciones se han negado a cooperar y coordinar y han decidido, en cambio, permitir el negocio agroalimentario y la especulación financiera.
Michael Fakhri, Relator Especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación