El Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada año el 16 de octubre, conmemora la creación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y pone de relieve la crisis de inseguridad alimentaria en todo el mundo. El último informe de la ONU confirma que a través de la pandemia COVID-19 "hasta 828 millones de personas se vieron afectadas por el hambre en 2021 - 46 millones de personas más que un año antes y 150 millones más que en 2019."
En el momento de publicar este artículo, cientos de miles de personas pasan hambre en Gaza, mientras la guerra vuelve a asolar Oriente Medio. De Haití a África Occidental, pasando por Ucrania y otros lugares, la crisis de inseguridad alimentaria se extiende y acelera, y el aumento de las guerras y los conflictos empuja a muchos millones más al hambre.
Voces de mujeres afganas en el sistema alimentario
Para conmemorar el Día Mundial de la Alimentación de este año, la UITA se centra en la crisis alimentaria de Afganistán, donde la supresión por los talibanes del derecho de la mujer al trabajo y del derecho a la educación está agravando la inseguridad alimentaria y sumiendo al país en una crisis aún mayor.
La región Asia/Pacífico de la UITA, en colaboración con las valientes reporteras de The Afghan Times, ha elaborado un informe que revela las extremas penurias a las que se enfrentan las trabajadoras en Afganistán, especialmente las que trabajan en el sistema alimentario.
Este informe, "Voces de las mujeres afganas en el sistema alimentario: Luchas, sacrificios y fortaleza", muestra los retos a los que se enfrentan las mujeres afganas desde la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021. Las conversaciones mantenidas con más de 70 mujeres que trabajan o han trabajado en el sector alimentario revelan que más de una cuarta parte no puede seguir trabajando debido a las restricciones impuestas por los talibanes al trabajo de las mujeres.
Entre los aspectos más destacados del informe figuran:
- Exclusión de la vida pública: Las mujeres afganas se han enfrentado a una creciente exclusión de la vida pública y de la sociedad, incluido el cierre de escuelas secundarias y universidades para niñas, restricciones para las mujeres cooperantes, y limitaciones en los espacios públicos para mujeres.
- Inseguridad alimentaria: Desde agosto de 2022, el 90% de las familias afganas no pueden permitirse suficientes alimentos, alcanzando casi 20 millones de personas inseguras sobre su próxima comida y seis millones al borde de la hambruna. La desnutrición aguda moderada ha alcanzado los niveles más altos registrados.
- Impacto en las mujeres del sector alimentario: Muchas mujeres que trabajaban en el sector alimentario no han podido continuar con su empleo debido a las restricciones de los talibanes, lo que ha provocado un descenso del 25% del empleo femenino en este sector.
- Crisis educativa: Las jóvenes afganas mayores de 12 años se han enfrentado a obstáculos para acceder a la educación, ya que a 1,1 millones se les ha negado el acceso a la educación formal. La suspensión de la educación universitaria para mujeres afectó a más de 100.000 alumnas.
- Interés por la agricultura: Las estudiantes afganas mostraron un gran interés por las facultades relacionadas con la agricultura y la alimentación. Sin embargo, las restricciones de los talibanes interrumpieron sus estudios.
- Desafíos en el lugar de trabajo: El régimen talibán ha reducido drásticamente las oportunidades de las mujeres en el mercado laboral. Las que aún tienen trabajo suelen enfrentarse a condiciones restrictivas, trabajando a distancia y aisladas de compañeros y clientes.
- Impacto en los medios de subsistencia: La pérdida de empleo ha tenido profundas consecuencias, afectando no sólo a las mujeres individualmente, sino también a sus comunidades y a la economía de la nación.
La UITA se ha comprometido a apoyar la lucha para restaurar los derechos y la libertad de las mujeres y las niñas en Afganistán y para lograr la justicia económica y social para las mujeres.