Publicado: 27/04/2021

Durante décadas, los sindicatos de todo el mundo se reúnen el 28 de abril, Día Internacional en Memoria de los Trabajadores y las Trabajadoras Fallecidos/as y Heridos/as, para recordar y llorar a trabajadores y trabajadoras muertos y muertas en el trabajo o enfermos y enfermas por su trabajo.

La pandemia de la COVID-19 está arrojando una cruda luz sobre las condiciones de trabajo en muchos de los sectores en los que la UITA está afiliada. Esta luz debe inspirarnos para luchar con más fuerza por la salud y la seguridad en el trabajo como un derecho fundamental, incluso en una pandemia. Los y las trabajadoras en la agricultura, la alimentación y las bebidas y los servicios alimentarios están clasificados y clasificadas como "esenciales" y obligados y obligadas a seguir trabajando para garantizar el suministro de alimentos. Y demasiados y demasiadas han pagado con sus vidas.

Sólo en Estados Unidos, más de 89.000 trabajadores y trabajadoras en la agricultura y el procesamiento de alimentos habían contraído COVID-19 hasta el 15 de abril de 2021. De estos 89.000, más de 58.000 eran empacadores de carne y 286 de nuestros y nuestras compañeras en plantas empacadoras de carne de Estados Unidos han muerto a causa de la enfermedad.

La Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido cita a los cocineros como una de las categorías profesionales de mayor riesgo de muerte por COVID-19. La afiliada de la UITA Unite the Union realizó una encuesta a los cocineros para conocer mejor los riesgos que entrañan. Descubrieron que los cocineros trabajaban durante meses en el creciente número de cocinas fantasmas de Londres. Estas cocinas, en gran medida invisibles, existen desde hace algunos años, pero se multiplicaron exponencialmente durante la pandemia para satisfacer la demanda de comida para llevar. A diferencia de un restaurante tradicional, estas cocinas fantasmas sólo producen comida para llevar con muchas "marcas" en el mismo lugar.

Trabajadores y trabajadoras informaron de que se ignoraban los requisitos de distanciamiento físico; se utilizaban máscaras faciales de forma intermitente; no se realizaban evaluaciones de riesgo y los inspectores de trabajo no realizaban visitas.

Uno de los imperativos políticos más claros que se derivan de la experiencia de la pandemia del COVID-19 es que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) debe otorgar a la seguridad y la salud en el trabajo el estatus de derecho fundamental, junto con los derechos fundamentales ya existentes: libertad de asociación, negociación colectiva y protección contra la discriminación, el trabajo forzoso y el trabajo infantil. Esta clasificación asignaría una mayor responsabilidad a los gobiernos y a los empresarios para proteger a trabajadores y trabajadoras de cualquier daño y daría a los sindicatos más poder para exigir que trabajadores y trabajadoras terminen el trabajo de forma segura y regresen a casa cada día con buena salud. Los Estados miembros de la OIT tendrían que respetar y promover los principios y derechos de la SST, hayan ratificado o no el convenio.

La UITA trabajará con las afiliadas, la CSI y nuestras Federaciones Sindicales Internacionales hermanas para garantizar que la SST se clasifique como un derecho fundamental en la Conferencia Internacional del Trabajo de 2022.

También pediremos que la COVID-19 se clasifique como enfermedad profesional para ofrecer una mayor protección a la fuerza laboral y permitir el acceso a las indemnizaciones a las familias de trabajadores y trabajadoras que mueran o se infecten con la COVID-19 en el trabajo.

Brasil y la India han puesto en peligro a quienes trabajan por la grave negligencia del Estado. Las medidas de salud pública se han visto socavadas y los y las trabajadoras esenciales y sus familias están sufriendo terriblemente. La situación se ve agravada por la negativa de los países ricos a renunciar a los derechos de propiedad intelectual en la OMC para poder vacunar a la población mundial con mayor rapidez y acortar la vida de la pandemia.

Aunque el COVID-19 ha infectado y matado a más hombres que mujeres, son las mujeres las que han sufrido desproporcionadamente los despidos, las que han tenido que ocuparse del cuidado de los niños mientras teletrabajaban y las que han sido víctimas del horrendo aumento de la violencia doméstica que se ha producido durante la pandemia. La UITA pide que se adopte un enfoque que tenga en cuenta las cuestiones de género en la crisis del COVID-19 para garantizar que las desigualdades de género no se reproduzcan, perpetúen o agraven en el contexto de esta pandemia. Sólo a través de la lucha contra la discriminación y con la consecución de la igualdad de género se podrá eliminar la violencia de género.

Hoy lloramos a los muertos y luchamos por los vivos. Los detalles de los eventos del DIM se pueden encontrar aquí. Así que tómese un minuto con sus compañeras y compañeros para recordar a las y los que han muerto y, en su honor, comprometerse a organizar, luchar y ganar lugares de trabajo seguros y saludables.